CREES QUE FUE NECESARIO LA REVOLUCION MEXICANA?

27 oct 2010

EQUIPO

CAROLINA PEÑA ZEPEDA

MISHEL ULLOA CUEVAS

BELEN ALLENDE SANCHEZ

REGIMEN PORFORISTA

La política exterior

A la par de la búsqueda por la estabilidad política mediante la reorganización y control del ejército y la pacificación del país, el Presidente Díaz encaminó sus esfuerzos a obtener el reconocimiento internacional. De las naciones europeas que había firmado la convención de Londres – por la cual se originó la guerra de intervención- y con la que México había roto relaciones diplomáticas-, Gran Bretaña fue la última en reconocer al gobierno de Díaz (1884). España lo otorgó el mismo año en que el general oaxaqueño asumió la presidencia, 1877, y Francia lo hizo en 1880.

Para el logro de sus objetivos en política exterior, el Presidente Porfirio Díaz contó con la colaboración de expertos que se habían forjado en las últimas décadas. Las dos figuras más importantes, fueron sin duda, Matías Romero e Ignacio Mariscal. El primero, quien se desempeñó como Ministro de México en Washington de 1882 a 1898, logró generar una política bilateral con los Estados Unidos aprovechando las oportunidades comerciales que se abrían. Mariscal, quien se desempeñó por casi treinta años como Secretario de Relaciones de 1880 a 1910, Su experiencia como minsitro en Washington y Londres le permitió gestar una política exterior que mirara lo mismo allende al Bravo que allende al Atlántico.

En abril de 1878, Estados Unidos reconoció el gobierno del presidente Díaz. Con la modificación de una serie de leyes México abrió sus puertas a la inversión extranjera.

La respuesta del exterior no se hizo esperar: un gran flujo de capital y tecnología surgió de las concesiones que el gobierno mexicano otorgó a inversionistas extranjeros en forma de tasas de ganancias garantizadas, exenciones de impuestos y reformas fiscales benéficas para los inversionistas.

Las principales fuentes de capital extranjero invertido en México durante el Porfiriato venían de Estados Unidos y Gran Bretaña. Estados Unidos compartía con México el interés por desarrollar sistemas de comunicación que facilitaran el comercio e hicieran más estrechos los vínculos económicos entre ambos países; por tal motivo, gran parte del capital invertido en México estuvo dirigido hacia la construcción de una amplia red ferroviaria que uniera a las principales ciudades del país y –mediante conexiones– se extendiera más allá de la frontera norte hasta alcanzar importantes ciudades norteamericanas.

Con las grandes propiedades, la agricultura se orientó a la exportación y creció espectacularmente, sobre todo en la producción de henequén, café, cacao, hule y chicle.

No obstante, la importancia de los capitales norteamericanos para el proyecto modernizador del gobierno mexicano –Estados Unidos siempre fue en primer inversionista y socio comercial de México–, Díaz nunca dejo de mostrarse receloso de su participación en las áreas estratégicas de la economía nacional. La política expansionista sostenida años atrás por Estados Unidos –y de la cual México había sido víctima– seguía presente en la memoria colectiva de la nación, y su nueva variante, la invasión pacífica –que suponía un expansionismo de orden económico–, no podía ser halagüeña.

Por ello desde los albores de su régimen, Díaz fomento la participación de capitales europeos para contrarrestar la influencia que pudieran tener los norteamericanos en los asuntos internos de México. Un factor que favoreció en gran medida las inversiones británicas fue la participación que los miembros del gobierno mexicano tuvieron en las empresas extranjeras –mineras, petroleras, ferrocarrileras, y de servicios principalmente–. La relación de altos funcionarios porfiristas con inversionistas ingleses –particularmente con Weetman Dikinson Pearson, presidente de S. Pearson and Son– fue muy estrecha, y en la mayor parte de los casos las concesiones –supuestamente sometidas a concurso– se otorgaba favoreciendo los intereses británicos.

El marcado favoritismo del gobierno de Díaz hacia el capital británico no fue suficiente para detener la expansión económica norteamericana en México. La inmejorable posición geográfica de Estados Unidos y las presiones que por momentos ejercía el gobierno norteamericano sobre la administración porfirista fueron las condiciones que obligaron a Gran Bretaña a asumir el papel de segundo socio comercial de México. A pesar de la abierta simpatía que Díaz siempre mostró por el capital europeo, la relación con Estados Unidos era estrecha.

Pero los capitales extranjeros no lo eran todo. Para impulsar el desarrollo económico y el progreso material, la política exterior del Porfiriato fue la piedra angular. Durante los 34 años de dictadura el gobierno mexicano se comportó con independencia y valentía frente a las presiones que por momentos ejercía Washington sobre la administración de Díaz. El cumplimiento de los compromisos de la deuda definió desde 1878, la estabilidad y cordialidad de la relación bilateral.

El gobierno mexicano desarrollo una intensa actividad diplomática basada, desde luego en la estrecha cooperación con Estados Unidos. Con Washington se firmaron varios acuerdos. Se creó la comisión mixta de reclamaciones para cuidar los intereses de ambos países, se constituyó también la comisión internacional de límites. Como equilibrio político y económico resultaba imprescindible para México, el gobierno porfirista amplio sus horizontes hasta Europa. Las relaciones comerciales con Francia, España y Alemania alcanzaron un nivel sin precedentes. Inglaterra, por su parte, se convirtió en el contrapeso ideal en áreas estratégicas como la minería, los ferrocarriles y el petróleo. Porfirio Díaz mandó de embajador al Japón a su propio hijo porque ambos pueblos veían el auge del monstruo del norte como peligroso. (Argumentando cercanía de raza al ser la cultura mexicana y japonesa descendientes de la mongoloide que una rama cruzaría por el estrecho de Bering y serían los antepasados de los aztecas, y diversas etnias amerindias). Incluso en Centroamérica, la diplomacia mexicana actuó con independencia y se opuso a los intentos de Guatemala, auspiciados por Washington, de crear una sola nación con el resto de los países centroamericanos.

La política exterior de aquellos años, conducida por Porfirio Díaz y por sus Ministros de Relaciones Exteriores, Ignacio Luis Vallarta e Ignacio Mariscal fue radicalmente opuesta a la que se siguió en la primera mitad del siglo. Lejos de ser vaga e idealista con posiciones tajantes que no admitían negociación (como se demostró en el caso de Texas), esta diplomacia tuvo objetivos muy concretos -como lo fue el lograr el reconocimiento norteamericano- que iban a ser alcanzados con acciones pragmáticas y acomodaticias. Después de todo, si la finalidad era el desarrollo económico y esto requería de estabilidad y orden, ¿no era mejor acaso tener a los norteamericanos como socios y no como enemigos? De hecho, el gobierno de Díaz mataba así dos pájaros de un tiro, ya que era obvio que no sólo necesitaba evitar el conflicto, sino que también requería del capital y de la tecnología del vecino del norte para el ansiado desarrollo económico. Ambas cosas las consiguió al mismo tiempo.

Además fue una política exterior mucho más sofisticada que la de antaño.

Se reconocía que Estados Unidos no era una sola entidad monolítica, sino que estaba compuesto de diversos grupos con distintos intereses, así que de lo que se trataba era de atraer a los intereses adecuados para neutralizar a los otros.

A pesar de todo la relación con Estados Unidos marchó como en ningún otro momento del siglo XIX: en un ambiente de amistad, paz y apoyo. Con las fronteras abiertas a las inversiones extranjeras y la estabilidad política garantizada por don Porfirio, el gobierno estadounidense respiró tranquilo en Washington durante más de tres decenios. Tan estable se presentaba la administración de Díaz, que los políticos de Estados Unidos se convirtieron en accionistas de las principales compañías petroleras y ferrocarrileras. Es de Díaz, la frase "Tan Lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos".

Francisco Bulnes escribió: “Existía una convicción universal de que mientras el general Díaz disfrutase del apoyo ultraamistoso que le había concedido Estados Unidos, nada debía temer a las revoluciones. La diplomacia mexicana debió dedicarse a mantener intactas tan valiosas simpatías, básicas para nuestra orden social”. Durante los gobiernos de Porfirio Díaz se registraron dos hechos importantes para la administración pública. El primero, al expedirse el 11 de febrero de 1883 el quinto Reglamento Interior del Ministerio de Relaciones Exteriores, y el segundo, al decretarse la existencia de siete secretarías para el despacho de los asuntos de orden administrativo del gobierno federal, el 13 de mayo de 1891, estableciéndose la Secretaría de Relaciones Exteriores.

De esta manera, también se integró un Reglamento para el cuerpo diplomático, el cual fue la Ley reglamentaria del cuerpo diplomático mexicano de 1888. Es de destacar que don Porfirio Díaz mantuvo una posición firme en asuntos de la política exterior, ya que también desarrolló una postura de acercamiento industrial, comercial, cultural y financiero hacia los países europeos.

Cultura y sociedad

La literatura fue el campo cultural que más avances tuvo en el Porfiriato. En 1849, Francisco Zarco fundó el Liceo Miguel Hidalgo, que formó a poetas y escritores durante el resto del siglo XIX en México. Los egresados de esta institución se vieron influenciados por el Romanticismo. Al restaurarse la república, en 1867 el escritor Ignacio Manuel Altamirano fundó las llamadas "Veladas Literarias", grupos de escritores mexicanos con la misma visión literaria. Entre este grupo se contaban Guillermo Prieto, Manuel Payno, Ignacio Ramírez, Vicente Riva Palacio, Luis G. Urbina, Juan de Dios Peza y Justo Sierra. Hacia fines de 1869 los miembros de las Veladas Literarias fundaron la revista "El Renacimiento", que publicó textos literarios de diferentes grupos del país, con ideología política distinta. Trató temas relacionados con doctrinas y aportes culturales, las diferentes tendencias de la cultura nacional en cuanto a aspectos literarios, artísticos, históricos y arqueológicos.

El escritor guerrerense Ignacio Manuel Altamirano creó grupos de estudio relacionados a la investigación de la Historia de México, las Lenguas de México, pero asimismo fue impulsor del estudio de la cultura universal. Fue también diplomático, y en estos cargos desempeñó la labor de promover culturalmente al país en las potencias extranjeras. Fue cónsul de México en Barcelona y Marsella y a fines de 1892 se le comisionó como embajador en Italia. Murió el 13 de febrero de 1893 en San Remo, Italia. La influencia de Altamirano se evidenció en el nacionalismo, cuya principal expresión fueron las novelas de corte campirano. Escritores de esta escuela fueron Manuel M. Flores, José Cuéllar y José López Portillo y Rojas.

Poco después surgió en México el modernismo, que abandonó el orgullo nacionalista para recibir la influencia francesa. Esta teoría fue fundada por el poeta nicaragüense Rubén Darío y proponía una reacción contra lo establecido por las costumbres literarias, y declaraba la libertad del artista sobre la base de ciertas reglas, inclinándose así hacia el sentimentalismo. La corriente modernista cambió ciertas reglas en el verso y la narrativa, haciendo uso de metáforas. Los escritores modernistas de México fueron Luis G, Urbina y Amado Nervo.

Como consecuencia de la filosofía positivista en México, se dio gran importancia al estudio de la historia. El gobierno de Díaz necesitaba lograr la unión nacional, debido a que aún existían grupos conservadores en la sociedad mexicana. Por ello, el Ministerio de Instrucción Pública, dirigido por Justo Sierra usó la historia patria como un medio para lograr la unidad nacional. Se dio importancia especial a la Segunda Intervención Francesa en México, a la vez que se abandonó el antihispanismo presente en México desde la Independencia.

En 1887, Díaz inauguró la exhibición de monolitos prehispánicos en el Museo Nacional, donde también fue mostrada al público una réplica de la Piedra del Sol o Calendario Azteca. En 1908 el museo fue dividido en dos secciones: Museo de Historia Natural y Museo de Arqueología. Hacia principios de 1901, Justo Sierra creó los departamentos de etnografía y arqueología. Tres años después, en 1904 durante la Exposición Universal de San Luis —1904— se presentó la Escuela Mexicana de Arqueología, Historia y Etnografía, que presentó ante el mundo las principales muestras de la cultura prehispánica.


El valle de México, pintado en 1885 por Velasco. El paisajismo mexicano tuvo gran auge durante la época en que Porfirio Díaz gobernó al país. En general, la cultura mexicana se vio afectada por los cambios económicos y políticos, y se desarrolló un arte en dos etapas. La primera, que comprende de 1876 a 1888 representó el auge del nacionalismo. La segunda y última fase del arte porfiriano empezó en 1888 y finalizó con el gobierno de Díaz, en 1911 y se caracterizó por una preferencia cultural hacia Francia y su cultura.José María Velasco fue un paisajista mexicano que nació en 1840, y se graduó como pintor en 1861, de la Academia de Bellas Artes de San Carlos. Estudió asimismo zoología, botánica, física y anatomía. Sus obras principales consistieron en retratar el Valle de México y también pintó a personajes de la sociedad mexicana, haciendas, volcanes, y sembradíos. Una serie de sus trabajos fue dedicado a plasmar los paisajes provinciales de Oaxaca, como la catedral y los templos prehispánicos, como Monte Albán y Mitla. Otras pinturas de Velasco fueron dedicadas a Teotihuacan y a la Villa de Guadalupe.

El avance de la instrucción pública fue favorecido por el positivismo, y por su representante mexicano Gabino Barreda. Durante el Porfiriato se sentaron las bases de la educación pública, que siempre fue respaldada por los intelectuales de índole liberal. En 1868, todavía durante el gobierno de Juárez, se promulgó la Ley de Instrucción Pública, que no fue aceptada por la Iglesia Católica. Joaquín Baranda, ministro de Instrucción Pública, desarrolló una campaña de conciliación con la Iglesia, y aplicó a la educación el aspecto positivista, sin dejar de lado el humanismo. Se buscaba que todos los alumnos tuvieran acceso a la educación básica, pero para ello se tuvo que enfrentar a caciques y hacendados, además de la falta de vías de comunicación en las zonas rurales. La instrucción primaria superior se estableció en 1889 y tuvo por objeto crear un vínculo entre la enseñanza elemental y la preparatoria.

En 1891 fue promulgada la Ley Reglamentaria de Educación, que estableció la educación como laica, gratuita y obligatoria. Asimismo fueron instituidos los llamados Comités de Vigilancia. Para que los padres y tutores cumplieran con la obligación constitucional de mandar a sus hijos o pupilos a la escuela. Baranda fundó más de doscientas escuelas para maestros, que una vez egresados se dirigieron a enseñar a las ciudades del país. Sin embargo, en las zonas rurales la falta de desarrollo social provocó un rezago educativo.

Durante las fiestas del Centenario de la Independencia de México, Justo Sierra presentó ante el Congreso de la Unión, una iniciativa para crear la Universidad Nacional de México, como dependencia agregada al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. La ley fue promulgada el 26 de mayo, y el primer rector universitario fue Joaquín Eguía Lis, durante los años de 1910 a 1913. Las escuelas de Medicina, Ingeniería y Jurisprudencia habían funcionado separadas durante más de cuarenta años, pero con esta ley se reunían todas, junto con la Escuela Nacional Preparatoria, en la Universidad Nacional de México. Pocos años después de culminar la Independencia, fue suprimida la Real y Pontificia Universidad de México, ya que había sido considerada un símbolo del Virreinato de Nueva España, como una muestra de desprecio ante la cultura española. Años después se intentó restaurar la institución, pero las guerras civiles y las confrontaciones políticas lo impidieron. Hubieron varios grupos sociales contra su gobierno pero el que mas destaca es el de los "magonistas"un pequeño grupo de bandidos" guiados supuestamente por los intereses personales de los hermanos Flores Magón, sin embargo ellos se llamaban a sí mismos "liberales" y después "anarquistas". Tiempo después historiadores usaron el término "magonismo" para identificar el movimiento influido por el pensamiento de los Flores Magón y otros colaboradores del periódico Regeneración como Librado Rivera, Anselmo L. Figueroa y Práxedis G. Guerrero. A principios del siglo XXI, organizaciones sociales e indígenas en México reivindican la tradición de lucha magonista.







Obras de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas

El 13 de mayo de 1891 se promulgó una Ley expedida por el Congreso, virtud a la cual se establecía la distribución de los quehaceres públicos del Poder Ejecutivo en siete Secretarías de Estado, entre las que figuraba por primera vez la de Comunicaciones y Obras Públicas, lo que viene a significar un cambio en la política de construcción de caminos, considerándose que las carreteras y su desarrollo eran indispensables para impulsar la economía del país.
Tienda de Pulque en Tacubaya.A fin de organizar las instancias administrativas dispersas que atendían los servicios de comunicación nacional, quedaron incorporados a este nuevo Ministerio 12 sectores: Correos Internos, Vías Marítimas de Comunicación o Vapores, Faros, Unión Postal Universal, Telégrafos y Teléfonos, Ferrocarriles, Monumentos, Carreteras, Calzadas y Puentes, Lagos y Canales, Consejería y Obras con el Palacio Nacional y Chapultepec, y Desagüe del Valle de México.
Esta Secretaría (llamada por muchos autores Ministerio) de Comunicaciones y Obras Públicas conservó su estructura institucional durante el período revolucionario


MASACRE DE TOMOCHIC
La rebelión de Tomochi, ocurrida en 1891, fue una de varias insurrecciones ocurridas en esta zona de Chihuahua y Sonora a fines del Siglo XIX, sin embargo fue la que mayores consecuencias tuvo y por ello la más conocida. Los habitantes de Tomochi resentían enormemente las políticas que llevaba a cabo el gobierno de Porfirio Díaz, destinadas a limitar y eliminar cualquier autonomía en los pueblos, tanto política como económica, en este último punto Tomochi estaba en contra de las concesiones de explotación forestal y minera que el gobierno entregaba a intereses extranjeros, particularmente ingleses y estadounidenses. Una característica particular de la rebelión de Tomochi, es que en ella prácticamente no tuvieron participación elementos indígenas, los tomochitecos eran en su mayoría, mestizos y criollos.

Sin embargo, el primer punto de conflicto de los tomochitecos con el gobierno fue por un problema religioso, los habitantes de Tomochi, como lo de muchos otros pueblos de la región eran fervientes creyentes y seguidores de Teresa Urrea, llamada La Santa de Cabora, una joven sonorense que según sus seguidores obraba milagros. Los tomochitecos, que no tenían un párroco permanente en su iglesia y solo recibían visitas periódicas, pusieron una imagen de Urrea en el altar del templo, cuando el sacerdote llegó, demandó que lo retiraran, los habitantes se negaron rotundamente, ante lo cual el párroco se negó a su vez a realizar cualquier oficio y se fue del pueblo, entonces solicitó la ayuda de las autoridades civiles para devolver a la obediencia a los tomochitecos, iniciándose así el conflicto.

El gobierno que ya había sufrido varias revueltas en la zona y sabía de los conflictos que los habitantes de Tomochi habían causado sobre las concesiones extranjeras, resolvió actuar terminantemente contra los insurrectos, que ya para entonces estaban liderados por Cruz Chávez y envió a una partida del ejército para hacer cumplir las órdenes tanto civiles como religiosas, los tomochitecos se negaron una vez más y armados, levantaron barricadas y se propusieron resistir el ataque armado, al considerarlo una insurrección formal, el gobierno ordenó el ataque y muerte de los rebeldes, la mayor parte de los hombres murieron defendiendo la casa de Cruz Chávez, donde se habían parapetado, mientras que gran parte de las mujeres y niños, que se habían refugiado en la iglesia, murieron cuando esta fue incendiada. El pueblo quedó arrasado y solo algunos pocos de sus habitantes, sobre todo algunas mujeres, niños y ancianos pudieron sobrevivir.

Huelgas de Rio Blanco y Cananea
A principios del siglo XX dos huelgas de extraordinaria importancia, marcaron la historia del origen del movimiento obrero mexicano.

Durante la Dictadura Porfirista se prohibió a los trabajadores que formaran organizaciones o iniciaran cualquier revuelta o manifestación para defender sus derechos laborales, castigándose con multas e inclusive prisión, a quienes desobedecieran.

No obstante esta prohibición en junio de 1906, en el estado de Sonora, trabajadores de las Minas de Cananea hicieron estallar una huelga por salarios más altos y trato igualitario para trabajadores mexicanos, que en comparación con los empleados norteamericanos padecían discriminación. Varios trabajadores murieron y otros fueron heridos.

Pese a esta situación al año siguiente otra importante huelga estalló. En enero de 1907, en la región de Orizaba, en el Estado de Veracruz, trabajadores de las fábricas textiles de Río Blanco, se pusieron en huelga por las malas condiciones de trabajo a que eran sometidos; entre las que se contaban jornadas de 12 horas, salarios sometidos a multas, y control sobre las actividades que realizaban los trabajadores, el resultado fue un importante número de heridos y muertos.

A pesar de éstos episodios trágicos, las movilizaciones por parte de los trabajadores continuó presentándose; La defensa y lucha por sus derechos laborales básicos no dejó de darse, por mucho tiempo.






REVOLUCION MEXICANA

REVOLUCION MEXICANA
Entre 1910 y 1920 México fue sacudido por una serie de luchas y revueltas conocidas como revolución mexicana, que intentaron transformar el sistema político y social creado por Porfirio Díaz. La revolución mexicana, que contribuyó a formar el México contemporáneo, no tuvo un carácter homogéneo, sino que consistió en una serie de revoluciones y conflictos internos, protagonizados por distintos jefes políticos y militares que se fueron sucediendo en el gobierno de la nación. En sus orígenes, las primeras tentativas revolucionarias, inspiradas por Francisco I. Madero, pretendían el derrocamiento de Porfirio Díaz, que se había mantenido en el poder durante más de treinta años. Tras el triunfo de los maderistas, la necesaria reconstrucción del país se vio dificultada por las disputas entre las propias facciones revolucionarias.

Después del asesinato de Madero, hubo nuevas luchas en las que triunfó Venustiano Carranza, quien promulgó la constitución de 1917, paso decisivo para la organización del estado posrevolucionario. No obstante, los sectores más radicales de la revolución mantuvieron la lucha hasta 1920.

La revolución maderista La revolución mexicana nació en un panorama de insatisfacción contra la política elitista y oligárquica de Porfirio Díaz, que había favorecido a los estamentos más privilegiados, sobre todo a los terratenientes y a los grandes capitalistas industriales. Si bien el país gozaba de prosperidad económica, las continuas reelecciones de Díaz causaban insatisfacción política entre las nacientes clases medias, en tanto que los beneficios de la prosperidad no habían alcanzado a los grupos más pobres de la sociedad.

Madero, un rico terrateniente del norte del país, propuso una fórmula de compromiso político según la cual Díaz mantendría la presidencia y aquél, desde la vicepresidencia, iniciaría un proceso de reforma. Tras el rechazo de Díaz a la propuesta, Madero fue postulado candidato a la presidencia para las elecciones de 1910 por el Partido Antirreeleccionista, que incluía a intelectuales como Filomeno Mata y José Vasconcelos.

Díaz hizo detener a su oponente y se declaró vencedor en las fraudulentas elecciones de junio, pero Madero logró escapar de la prisión y publicó en la localidad texana de San Antonio su célebre plan de San Luis Potosí, en el que denunciaba el fraude electoral e incitaba a la población a que se uniera a una sublevación el 20 de noviembre. Escasos fueron los levantamientos en la fecha señalada, pero el llamamiento contribuyó a alentar la sublevación posterior en diversos puntos de México. En el norte, en Chihuahua, Pascual Orozco y Francisco (Pancho) Villa, con unas tropas improvisadas, empezaron a asaltar las

guarniciones gubernamentales; y en el sur, en Morelos, Emiliano Zapata llevó a cabo una sangrienta campaña contra los caciques locales. Otros focos revolucionarios destacados fueron Sonora, con José María Maytorena, y Zacatecas.
Poco a poco se fue hundiendo el régimen de Díaz, cuyo ejército, dirigido por envejecidos militares, no supo hacer frente a las guerrillas revolucionarias. En la primavera de 1911, tras la caída de Ciudad Juárez, Díaz se vio obligado a renunciar y entregar el poder a Madero.

Presidencia de Madero Después de un breve gobierno provisional, Madero fue electo presidente en octubre de 1911. Inicialmente su régimen fue acogido con entusiasmo por el pueblo, pero pronto se vio enfrentado al descontento de los campesinos, que reclamaban una reforma agraria, y al de los hacendados, que deseaban sofocar el radicalismo de los seguidores de Zapata. En noviembre de 1911, éste se rebeló contra Madero en Morelos a causa del retraso en la restitución de las tierras a las comunidades indígenas, punto que se había acordado en el plan de San Luis. Asimismo, Orozco optó en Chihuahua por la lucha armada ante la resistencia a poner en marcha la reforma agraria y nacionalizar el ferrocarril.
Por otro lado, los sectores fieles al derrocado sistema porfirista, y los Estados Unidos, que veían peligrar sus intereses comerciales y petrolíferos, también contribuyeron a desestabilizar el gobierno maderista.

Las tensiones llegaron al límite cuando estalló la revuelta de Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz, que se enfrentó con las tropas federales del general Victoriano Huerta en la misma ciudad de México. El 18 de febrero de 1913, después de nueve días de bombardeos, conocidos como "la decena trágica", Huerta y Díaz se entrevistaron con el embajador estadounidense Henry Lane Wilson, y los tres concretaron un pacto contra Madero. Huerta asumió la presidencia de México y detuvo a Madero, que fue asesinado a los pocos días.
El gobierno de Victoriano Huerta Las primeras medidas del nuevo presidente, tales como la prohibición de la libertad de prensa, la eliminación de destacados revolucionarios y la persecución de los movimientos obreros, contaron con el apoyo de los sectores más conservadores. Sin embargo, la oposición se organizó y pronto estalló una nueva insurrección en diferentes puntos.

En el norte, en los estados de Chihuahua, Sonora, Sinaloa y Tamaulipas, se sublevaron Venustiano Carranza y Pancho Villa; y en el sur, en Morelos, Zapata volvía a erigirse en líder de la revuelta. La alianza entre ambas facciones, tras el acuerdo de Guadalupe, y el apoyo del presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson a la causa revolucionaria, con el envío de tropas a Veracruz, llevaron a Huerta a exiliarse en julio de 1914.

Gobierno de Madero

Plan de San Luis

En los primeros días del mes de octubre de 1910, se presentó en la oficina de telégrafos de la ciudad de México, el coronel Samuel García Cuéllar con la finalidad de enviar un mensaje al jefe militar de San Luis Potosí, ordenando que se detuviera y confinara nuevamente en la prisión a don Francisco I. Madero quien bajo caución estaba en libertad condicional, teniendo a esa ciudad por cárcel. Afortunadamente el telegrafista José H. Portillo, encargado de trasmitir el mensaje, era sincero maderista y pidió a su compañero Rubén Durán, receptor en San Luis, que informara al señor Madero del riesgo que corría. Este aviso, así como el que llevaba un enviado de Gustavo A. Madero, hermano del líder antireeleccionista, hizo que se apresuraran los preparativos de fuga de los señores Madero y Roque Estrada.
El seis de octubre, en la madrugada, don Francisco I. Madero vestido con ropa de mezclilla azul, pañuelo rojo en el cuello y sombrero de palma, acompañado de don Julio Peña, caminó varios kilómetros para poder abordar el tren que lo llevaría a la ciudad de Laredo. Al día siguiente cruzó la frontera y se dirigió de inmediato a San Antonio, Texas, donde le aguardaban varios correligionarios, entre ellos Aquiles Serdán, Enrique Bordes Mangel, Juan Sánchez Azcona y Miguel Albores. El día ocho llegaron a esa ciudad el licenciado Roque Estrada, el doctor Rafael Cepeda, Elías de los Ríos y la señora Sara Pérez de Madero.

Desde su prisión en San Luis Potosí, Madero había preparado algunas notas relativas al documento que convocaría a tomar las armas contra la dictadura a todos los mexicanos, dedicándose desde su llegada a San Antonio, a integrar sus ideas; una vez concluido el proyecto, invitó a Roque Estrada, inteligente, erudito y fogoso orador, a Federico González Garza, entusiasta y valiente abogado que había quedado al frente del Comité Ejecutivo del Partido Antireeleccionista y quien exigió la anulación de las elecciones de 1910, a Enrique Bordes Mangel, distinguido joven tribuno que había realizado estudios en el Colegio Militar, así como a Juan Sánchez Azcona, periodista, escritor, condiscípulo y amigo entrañable del señor Madero, para que revisaran, corrigieran y dieran forma definitiva al documento por él preparado y en el cual definía su actitud revolucionaria y convocaba al pueblo a derrocar, por medio de las armas, al gobierno de Porfirio Díaz.

Las reuniones se celebraban en la casa 520 de West Macon Street, que era el hogar de don Ernesto Fernández Arteaga, condiscípulo de Madero y Sánchez Azcona en su estancia en París. Mientras se efectuaban las juntas, correspondía al dueño de la casa y a Aquiles Serdán la vigilancia y evitar que la policía irrumpiera para detener a los revolucionarios.

La redacción definitiva del Plan de San Luis, llamado así por obvias razones y fechado el 5 de octubre, quedó concluida el 25 de octubre de 1910 y de inmediato fue encargada su impresión a don Fausto Nieto, comenzando a circular los ejemplares por medio de los correligionarios en todo el país.


Gobierno de Huerta


Plan de Guadalupe
Plan de Guadalupe
Manifiesto a la Nación

26 de Marzo de 1913


Considerando que el general Victoriano Huerta, a quien el Presidente Constitucional Don Francisco I. Madero había confiado la defensa de las instituciones y legalidad de su Gobierno, al unirse a los enemigos rebeldes en contra de ese mismo Gobierno, para restaurar la última dictadura, cometió el delito de traición para escalar el poder, aprehendiendo a los C.C Presidente y Vicepresidente, así como a sus Ministros, exigiéndoles por medios violentos las renuncias de sus puestos, lo cual está comprobado por los mensajes que el mismo general Huerta dirigió a los Gobernadores de los Estados comunicándoles tener presos a los Supremos Magistrados de la Nación y su Gabinete. Considerando que los Poderes Legislativo y Judicial han reconocido y amparado en contra de las leyes y preceptos constitucionales al general Victoriano Huerta y sus ilegales y antipatrióticos procedimientos, y considerando, por último, que algunos Gobiernos de los Estados de la Unión han reconocido al Gobierno ilegítimo impuesto por la parte del Ejército que consumó la traición, mandado por el mismo general Huerta, a pesar de haber violado la soberanía de esos Estados, cuyos Gobernadores debieron ser los primeros en desconocerlo, los suscritos, Jefes y Oficiales con mando de las fuerzas constitucionalistas, hemos acordado y sostendremos con las armas el siguiente:


PLAN

1. Se desconoce al general Victoriano Huerta como Presidente de la República.

2. Se desconocen también a los Poderes Legislativo y Judicial de la Federación.

3. Se desconocen a los Gobiernos de los Estados que aún reconozcan a los Poderes Federales que forman la actual Administración, treinta días después de la publicación de este Plan.

4. Para la organización del ejército encargado de hacer cumplir nuestros propósitos, nombramos como Primer Jefe del Ejército que se denominará "Constitucionalista" al ciudadano Venustiano Carranza, Gobernador Constitucional del Estado de Coahuila.

5. Al ocupar el Ejército Constitucionalista la Ciudad de México, se encargará interinamente del Poder Ejecutivo el ciudadano Venustiano Carranza, o quien lo hubiere sustituido en el mando.

6. El Presidente Interino de la República convocará a elecciones generales, tan luego como se haya consolidado la paz, entregando el Poder al ciudadano que hubiere sido electo.

7. El ciudadano que funja como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista en los Estados cuyos Gobiernos hubieren reconocido al de Huerta, asumirá el cargo de Gobernador Provisional y convocará a elecciones locales, después de que hayan tomado posesión de sus cargos los ciudadanos que hubieren sido electos para desempeñar los altos Poderes de la Federación, como lo previene la base anterior.


Invacion Norteamericana

Afortunadamente, en las últimas décadas, México no ha sufrido invasiones militares de potencias extranjeras. Sin embargo, enfrentamos una invasión más poderosa: la invasión ideológica y comercial.

En 1853 Estados Unidos se apoderó de una extensa parte de nuestro territorio, pero ahora está conquistando algo mucho más valioso: a los mexicanos. La influencia de esta Nación sobre nosotros es evidente. Aunque a veces nos sentimos muy patriotas y los criticamos, los grandes instrumentos de la dominación norteamericana son algo cotidiano e incluso, se han convertido en parte de nuestra vida diaria.

Aunque los Estados Unidos cuentan con menos del 6 por ciento de la población mundial, su participación en el consumo de los recursos del mundo sube casi al 60 por ciento. Esto nos hace considerarlo más que como un país, como una marca registrada. ¿Quién no ha comprado un producto que diga "Made in USA"?

Muchas son las críticas que hacemos a la sociedad norteamericana. Condenamos su desintegración familiar y el alto índice de divorcios; juzgamos a su juventud por la pérdida de valores morales y por su elevado consumo de drogas; denunciamos las intervenciones militares de Estados Unidos en todo el mundo. Sin embargo, aceptamos sin ninguna reserva sus productos e incluso nos atrevemos a imitarlos de múltiples maneras.

La mayoría de los automóviles que circulan por nuestras calles son de marca estadounidense. La ropa que usamos, aunque muchas veces es fabricada en nuestro territorio, es de origen norteamericano. México es el segundo país en donde se consume más Coca-Cola. Hemos adoptado también su estilo de vida. Nos gusta la comida rápida, calentamos los alimentos en el horno de microondas y el consumismo se ha convertido en la filosofía de muchos.

Pero su influencia no sólo está presente en productos comerciales, sino también en la industria del entretenimiento. El rock se ha convertido en el género preferido de muchos y los artistas mexicanos lo han aceptado dejando a un lado a nuestra verdadera música.

La televisión mexicana dedica grandes espacios a series producidas en Estados Unidos. Esta influencia también se refleja en el cine. La cartelera está repleta de películas filmadas en ese país.

La influencia norteamericana nos llega desde pequeños. ¿Qué niño no sueña con ir a Disney World y conocer al Pato Donald o a Mickey Mouse? Pinocho se convirtió en el héroe de mi infancia desde que supe que salvó a su padre de la feroz ballena. Tan impresionado me dejó, que quería llamarme Pinocho Fuentes.

Hace días escuché en un noticiero que México es uno de los principales importadores de basura de Estados Unidos. Es triste darnos cuenta que ni siquiera nuestros desperdicios son de mayor calidad.

Creo que estamos cayendo en el extremo de pensar que todo, por el simple hecho de ser de origen norteamericano, es mejor a lo nuestro. Es cierto que estamos en la era de la globalización y no podemos permanecer herméticos a la influencia extranjera, pero debemos valorar también lo que nosotros hacemos.

Hay otras cosas que debemos importar de Estados Unidos en lugar de sus productos, por ejemplo, su capacidad de soñar y hacer todo lo posible para hacer realidad esos sueños.

Hay quienes dicen: "pobres de los mexicanos, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos". Hay que ver a esto como una oportunidad para aprender lo positivo de este país y emplear las enseñanzas en la construcción de un México más independiente.

Soberana convencion de Aguascalientes

El 20 de agosto de 1914 Carranza entró en la ciudad de México, en calidad de Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y encargado del Poder Ejecutivo, en virtud del Plan de Guadalupe, cuyo autor era él mismo.Carranza intentó poner bajo su autoridad a Emiliano Zapata y a Francisco Villa. Así, Luis
Cabrera y Antonio I. Villareal viajaron a Cuernavaca para entrevistarse con Emiliano Zapata, y Álvaro Obregón fue a negociar la paz con Villa. Los primeros no lograron entrevistarse con Zapata, lo cual fue un triunfo para Carranza porque ya tenía un pretexto para acabar con él. Obregón llegó a un acuerdo con Villa, de manera que temporalmente se limaron asperezas entre Villa y Carranza.Las sesiones de la Convención se iniciaron el 1 de octubre de 1914 en la ciudad de México, con
la asistencia de los generales revolucionarios con mando de tropas, así como todos los gobernadores
estatales. Pero días después de comenzar las sesiones, los problemas de Carranza, Villa y Zapata
hicieron crisis.
El 5 de septiembre Carranza rechazó la propuesta de Zapata, de que aceptara el Plan de Ayala en
lugar del de Guadalupe. El 25 de ese mes, Villa desconoció a Carranza como encargado del Poder
Ejecutivo y Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, por que éste le impedía abastecerse y usar vías
de Comunicación, por lo que se le imposibilitaba viajar a la ciudad de México.
Por supuesto que Carranza se negaba a ser presidente interino, como lo estipulaba el Plan de
Guadalupe, así que la Convención se inauguraba con malos augurios, porque además Carranza quería
monopolizar los tres poderes. Incluso se negaba a que un civil ocupara la presidencia de la República,
con la obligación de convocar a elecciones presidenciales, establecer el orden y hacer reformas económicas y sociales.

A pesar de todo, los políticos hicieron un último esfuerzo por impedir el fracaso de la
Convención. Lucio Blanco, Eduardo Pesqueira y otros políticos viajaron a Chihuahua para invitar a
Villa a la ciudad de México, pero éste se negó y, en cambio, exigió que Carranza entregara el poder a
Fernando Iglesias Calderón y que la Convención se efectuara en una ciudad neutral. A fin de cuentas,
en la Convención Emiliano Zapata y Francisco Villa estuvieron ausentes.

En un discurso en la inauguración de la Convención, Carranza atacó a Villa, calificándolo de bandido y tachando a sus seguidores de “jefes descarriados”. Luego renunció a la jefatura del Ejército Constitucionalista, pero sus partidarios la rechazaron.
Al día siguiente la asamblea declaró que la Convención sería soberana. Aunque a las sesiones acudieron exclusivamente carrancistas, la Convención se trasladó a Aguascalientes el 4 de octubre de 1914, y las sesiones se reanudaron el 10 de octubre de ese año. Los problemas surgidos entre Carranza y Villa volvieron a la mesa de la discusión, así como la forma de resolverlos. Al mismo tiempo, se invitó formalmente a Emiliano Zapata. Se plateó que la Constitución de 1857 fuera restablecida y que se elaboraran reformas para
solucionar los problemas del país. También se abordó el asunto de la tenencia de la tierra y su solución:
que la tierra fuera ocupada.

Carranza no sólo se negó a asistir a las sesiones, sino que tampoco designó a un representante. Francisco Villa envió a Roque González Garza, y Pablo González a Alfredo Rodríguez. En una sesión, la mesa directiva y los delegados estamparon su firma sobre el lienzo blanco de la bandera nacional. Antonio I. Villareal, presidente de la mesa directiva de la Convención, expuso la necesidad de
resolver los conflictos entre Carranza y Villa, y el de José María Maytorena y Benjamín Hill, por el
bien del país.

Entonces, el 15 de octubre la Convención se declaró soberana y propuso que, para lograr la paz,
Venustiano Carranza, Francisco Villa, Álvaro Obregón, Emiliano Zapata y Pablo González deberían
abandonar sus cargos y mandos. La propuesta se modificó después y solamente se desconoció a
Carranza.

Por su parte Felipe Ángeles solicitó la presencia de Zapata, porque así se lograría la unidad entre los revolucionarios, además de reformas sociales. La convención tuvo momentos muy importantes, como el juramento de Villa en favor de la
Revolución, es decir, del pueblo; o la presencia de la delegación zapatista, dirigida por Paulino
Martínez. Los zapatistas rechazaron la autoridad de Carranza, acusándolo de atropellar al pueblo y que sólo el Plan de Ayala podría redimir al pueblo y sacarlo de su miseria.

Así quedaban delineados los campos en la historia de la Revolución. Se acentuaba la escisión revolucionaria. El 5 de noviembre culminó la Convención y Eulalio Gutiérrez fue reconocido como presidente de la República. Venustiano Carranza, desde Córdoba, lo desconoció. Carranza estableció su gobierno en el puerto de Veracruz, al que declaró sede de los poderes y
procedió a legislar. El 12 de diciembre de 1914 introdujo reformas al Plan de Guadalupe, reformas que
haría efectivas hasta el triunfo de la Revolución. Entre éstas podemos mencionar: la libertad municipal;
el proceso electoral; la reorganización del ejército y el Poder judicial, que tenían facultades para
decretar expropiaciones por causa de utilidad pública.

Además, la ley agraria del 6 de enero de 1915, base del artículo 27 constitucional, donde se
aborda la cuestión agraria del país; la ley reglamentaria de la explotación petrolera, aún bajo el control
de empresas extranjeras; la ley sobre municipio libre, con el objeto de capacitar a los municipios para
administrar sus recursos y elegir a sus autoridades, y una ley sobre el trabajo.

Carranza elaboró esas leyes para ganar adeptos y restar simpatizantes a Villa y a Zapata.

Constitucion de 1917


Fue promulgada en la ciudad de Querétaro y se tomó como base la constitución de 1857, pero se añadieron todas las demandas que dieron origen a la revolución mexicana, como la cuestión agraria (art. 27), la cuestión obrera (art. 123); la educación obligatoria y gratuita (art. 3º). Por su amplio contenido social, en su momento fue considerada como una de las constituciones más avanzadas del mundo. Actualmente está en vigor y desde su promulgación el 5 de febrero de 1917 ha sido reformada más de 400 veces.
Historia del constitucionalismo mexicano. La constitución, en México, es la norma fundamental o carta magna, establecida para regir jurídicamente al país, fijando los límites y definiendo las relaciones entre los poderes de la federación: poder legislativo, ejecutivo y judicial, entre los tres niveles diferenciados del gobierno (el federal, estatal y municipal), y entre todos aquellos y los ciudadanos; asimismo, establece las bases para el gobierno y para la organización de las instituciones en que el poder se asienta; y garantiza finalmente, en tanto que pacto social supremo de la sociedad mexicana, los derechos y los deberes del pueblo.

México ha tenido diversas constituciones a lo largo de su historia. Desde que devino una nación libre e independiente, se ha dado, según el momento histórico y la circunstancia, varias constituciones hasta llegar a la que rige en la actualidad, que fue promulgada el 5 de febrero de 1917. Cada una de ellas ha tenido su razón política de ser y un impacto social determinado. He aquí un breve resumen de cada una de ellas y de su historia.

Cambios Sociales y culturales

Participacion de la mujer en la Revolucion Mexicana

Las continuas, prolongadas y extendidas revoluciones del período, caracterizan a la vida social muy particularmente: los mexicanos vivían en revolución. Es a partir de la revolución, que la participación social de la mujer es muy evidente y trasciende el área doméstica. Dentro de la vida social revolucionaria encontramos a las mujeres en tres grupos: las viejas, las soldaderas y las maestras y periodistas.

Las viejas eran mujeres que fueron desempeñando dos funciones paralelas, en el hogar y en los cuarteles. En el hogar, las mujeres realizaban las labores cotidianas, como cocinar, lavar y cuidar a los hijos. Las mujeres, en adición a las funciones domésticas, llevaban a los cuarteles canastos con alimentos para sus esposos a la hora del almuerzo. Los militares terminaban de comer y las viejas volvían al mundo exterior. A la hora de cenar regresaban con las canastas nuevamente recargadas.

El segundo grupo es el de las mujeres que tuvieron actividades militares (soldaderas) ó tambien se les puede llamar las "Rieleras". Se dedicaron a difundir ideas revolucionarias, a espiar, ser correos, curar enfermos, conseguir ayuda para la población civil y colaborar en la redacción de proyectos y planes.

El tercer grupo son escritoras y maestras, que dieron a conocer su punto de vista hacia la problemática en el mundo femenino y sus ideas de cambio en la sociedad1. Un buen ejemplo de maestra y periodista es Juana Belén Gutiérrez, nacida en Durango (1875), quien ataca a la religión y pugna por la educación de las mujeres.

Corridos

Durante la Revolución mexicana la forma musical conocida como «corrido» tuvo un gran auge. Este tipo de composiciones musicales tienen su origen en el antiguo romance español, siendo canciones que narran acontecimientos reales, dotados con visiones épicas o heroicas con respecto a los protagonistas o los acontecimientos. Es por ello que suelen ser comparados con la función de los juglares de la Edad Media.
El corrido constituyó entonces un medio de comunicación popular, por medio de los cuales se contaba la vida y obra de héroes como Francisco I. Madero, Emiliano Zapata, Francisco Villa o Felipe Ángeles
Algunos corridos han servido de inspiración de pinturas murales en México. Dos ejemplos son los de Diego Rivera: «Las esperanzas de la patria por la rendición de Villa» y «Muerte de Zapata», los cuales se encuentran en el edificio de la Secretaría de Educación Pública.

Uno de los corridos más conocidos es el de La Adelita, cuyos versos dicen lo siguiente:

Si Adelita se fuera con otro
le seguiría por tierra y por mar
si es por mar en un buque de guerra
si es por tierra en un tren militar.
Si Adelita quisiera ser mi esposa,
y si Adelita ya fuera mi mujer,
le compraría un vestido de seda
para llevarla a bailar al cuartel.


Novelas

            Existe una serie de novelas que reproducen este movimiento suscitado entre 1910 y 1917, las cuales, mediante cuadros sucesivos o fotografías narrativas de lo acontecido, relatan las experiencias directas de las personas durante el movimiento.Además, cabe añadir que son las que describieron al movimiento armado desde su origen y que estudiaron analíticamente los problemas surgidos por la prosecución durante ésta.

Entre los autores más señalados de este tipo de novelas se encuentran Mariano Azuela (siendo éste el primer autor con su novela Los de abajo] Rafael M. Muñoz, José Vasconcelos, José Rubén Romero, Martín Luis Guzmán, entre otros.

La novela revolucionaria, como género, comenzó a escribirse en 1928 (aunque algunos escritos como los de Mariano Azuela son anteriores a esta fecha) y culminó a mitad de la década de 1940.

Algunas de las obras:

Los de abajo de Mariano Azuela
Memorias de Pancho Villa, La sombra del caudillo y El águila y la serpiente de Martín Luis Guzmán
El resplandor de Mauricio Magdaleno
Ulises criollo y La tormenta de José Vasconcelos.


PROCESO DE RECONSTRUCCION NACIONAL

TRABAJOS DEL EQUIPO----
Carolina
MishelBelen

Gobierno de Venustiano Carranza

Movimiento obrero

El movimiento obrero surge de la Revolución industrial como consecuencia de la falta de derechos que los trabajadores tenían en las fábricas. Se inició en Inglaterra. Al no existir todavía ningún tipo de los trabajadores se veían expuestos a jornadas de trabajo de más de doce horas, los niños trabajaban (siendo uno de los objetivos más atractivos para los empresarios porque sus salarios eran sustancialmente inferiores).

Las primeras manifestaciones del movimiento obrero se plasmaron en el ludismo (destrucción de máquinas) a las cuales se las responsabilizaba de la pérdida de la capacidad adquisitiva del pequeño artesano. Éste término proviene del obrero inglés Ned Ludd, que en 1779 destruyó un telar mecánico. Sin embargo, los obreros se dieron cuenta de que no era la máquina su enemiga sino el uso que de esta se hacía, fue entonces cuando dichos obreros comenzaron a dirigir sus quejas a los empresarios. Así nació el sindicalismo, entendido como un movimiento de resistencia contra el capitalismo.

La reacción del gobierno inglés fue prohibir cualquier tipo de asociación obrera. Parte de la historia del movimiento obrero ha estado marcada por la persecución y la clandestinidad.
En los primeros decenios de la industrialización se produjo una degradación de las condiciones de vida de los trabajadores:

Aumento de la jornada laboral.
Pérdida salarial.
Generalización del trabajo infantil.
Negación ante la ayuda económica para enfermedades, paro forzoso o vejez.
Por todo esto se crearon los sindicatos en los que se reunía la gente trabajadora de un mismo oficio para defender sus reivindicaciones mediante huelgas. Constituían sociedades de ayuda mutua, las cuales disponían de cajas comunes con capital proveniente de las cuotas de los asociados.

En 1834 se formó la Great Trade Union (unión de sindicatos de oficios) en las que las cuotas de afiliación para posibles nuevos socios eran demasiado elevadas.

El sindicalismo británico optó, en sus orígenes, por las reivindicaciones económicas, sin adherirse a ideales políticos revolucionarios.

Durante las décadas de 1830 y 1840 se fundaron asociaciones obreras en los países del continente europeo, entre los que se encontraban Alemania, Francia, España y Bélgica.

Este movimiento obrero se manifestó en la mayoría de países industrializados mediante otras organizaciones, ej: cooperativas.

En los años 1838 y 1848, el movimiento obrero británico pasó a la acción política utilizando el cartismo (consistió en un movimiento en Inglaterra que trató de presionar al parlamento mediante la recogida de firmas en apoyo a determinadas cartas donde se reivindicaban ciertos derechos. En una de ellas, concretamente en el año 1838, se definía un programa democrático basado en el sufragio universal masculino). El cartismo organizó huelgas, pero el movimiento fracasó a causa de la represión, de las divisiones internas y la derrota de la revolución de 1848 en Europa.

Los obreros se reunieron en organizaciones republicanas y de izquierdas a favor del sufragio universal masculino. Después de aquella revolución, las doctrinas socialistas empezaron a crear partidos de clase, de carácter exclusivamente obrero.

Plan de Agua Prieta
   
CONSIDERANDO:
I.- Que la Soberanía Nacional reside esencial y originalmente en el pueblo; que todo Poder Público dimana del pueblo y se instituye para su beneficio; y que la potestad de los mandatarios públicos es únicamente una delegación parcial de la soberanía popular, hecha por el mismo pueblo.

II.- Que el actual Presidente de la República, C. Venustiano Carranza, se ha constituído Jefe de un Partido Político, y persiguiendo el triunfo de ese Partido, ha burlado de una manera sistemática el voto popular; ha suspendido, de hecho las garantías individuales, ha atentado repetidas veces contra la soberanía de los Estados y ha desvirtuado radicalmente la organización política de la República.

III.- Que los actos y procedimientos someramente expuestos, constituyen, al mismo tiempo, flagrantes violaciones a nuestra Ley Suprema, delitos graves del orden común y traición absoluta a las aspiraciones fundamentales de la Revolución Constitucionalista.

IV.- Que habiéndose agotado todos los medios pacíficos para encauzar los procedimientos del repetido Primer Mandatario de la Federación, por las vías constitucionales, sin haberse logrado tal finalidad, ha llegado el momento de que el pueblo mexicano asuma toda su soberanía, revocando al mandatario infiel el poder que le había conferido, y reivindicando el imperio absoluto de sus instituciones y de sus leyes.


Gobierno de Alvaro Abregon

Tratados de Bucareli

Tratados firmados entre México y Estados Unidos por Álvaro Obregón. Considerado por muchos estudiosos como un acto de traición. El tratado es el acuerdo en el que México cede algunos de sus derechos para compensar los daños causados a los Estados Unidos durante la Revolución. Una de sus cláusulas prohíbe a México inventar, construir fabricas o producir prácticamente cualquier cosa durante 20 años.




Creacion de la SEP
De acuerdo con las ideas defendidas por Carranza acerca de la autonomía municipal, en la Constitución de 1917 se suprimió la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, pues contraria a la aspiración de democratizar la administración educativa, sólo abarcaba al Distrito Federal y los territorios federales.
A pesar de las buenas intenciones, los municipios fueron incapaces de afrontar la problemática educativa y ya para 1919, la educación pública resentía gravemente la falta de una adecuada organización: tan sólo en el Distrito Federal, quedaban abiertas 148 de las 344 escuelas existentes en 1917.
Con la llegada de Adolfo de la Huerta al poder, se iniciaron los cambios para poner remedio a esta situación.
En primer término, se le otorgó al Departamento Universitario la función educativa que tenía el gobierno del Distrito Federal.
Para cumplir con la democratización de la administración educativa, y con los postulados del Artículo Tercero Constitucional, era ya necesaria una acción a nivel nacional, pues no bastaba con sólo declarar la educación gratuita, laica y obligatoria: se necesitaba tomar medidas para realizarla.




El proyecto de crear una Secretaría de Educación Pública Federal, requería de una reforma constitucional; en tanto esto ocurría, asume la rectoría de la Universidad Nacional, el Licenciado José Vasconcelos Calderón, quien se había revelado como uno de los más firmes partidarios de dar a la educación carácter federal.
Como rector de la Universidad y titular del Departamento Universitario, el Lic. Vasconcelos inició la formulación práctica del proyecto, emprendiendo diversas medidas con el objeto de reunir a los distintos niveles educativos; depuró las direcciones de los planteles, inició el reparto de desayunos escolares y llevó a cabo su idea fundamental: que la nueva Secretaría de Educación tuviese una estructura departamental.
Los tres departamentos fundamentales fueron:
El Departamento Escolar en el cual se integraron todos los niveles educativos, desde el jardín de infancia, hasta la Universidad.
El Departamento de Bibliotecas, con el objeto de garantizar materiales de lectura para apoyar la educación en todos los niveles, y
El Departamento de Bellas Artes para coordinar las actividades artísticas complementarias de la educación.
Más adelante se crearon otros departamentos para combatir problemas más específicos, tales como la educación indígena, las campañas de alfabetización, etcétera.


Vasconcelos asumió las tareas educativas desde la perspectiva de la vinculación de la escuela con la realidad social; en su discurso de toma de posesión como rector de la Universidad afirmó:
"Al decir educación me refiero a una enseñanza directa de parte de los que saben algo, en favor de los que nada saben; me refiero a una enseñanza que sirva para aumentar la capacidad productiva de cada mano que trabaja, de cada cerebro que piensa [...] Trabajo útil, trabajo productivo, acción noble y pensamiento alto, he allí nuestro propósito [...] Tomemos al campesino bajo nuestra guarda y enseñémosle a centuplicar el monto de su producción mediante el empleo de mejores útiles y de mejores métodos. Esto es más importante que distraerlos en la conjugación de los verbos, pues la cultura es fruto natural del desarrollo económico [...]"
Con estas ideas, se creó la Secretaría de Educación Pública el 25 de septiembre de 1921 y cuatro días después, se publicó en el Diario Oficial el decreto correspondiente.
El 12 de octubre del mismo año, el Lic. José Vasconcelos Calderón asume la titularidad de la naciente Secretaría. Una nota de prensa de la época lo refiere de esta manera:
En sus inicios la actividad de la Secretaría de Educación Pública se caracterizó por su amplitud e intensidad: organización de cursos, apertura de escuelas, edición de libros y fundación de bibliotecas; medidas éstas que, en su conjunto, fortalecieron un proyecto educativo nacionalista que recuperaba también las mejores tradiciones de la cultura universal.
En 1921 el número de maestros de educación primaria aumentó de 9,560, en 1919, a 25,312; es decir, se registró un aumento del 164.7 por ciento; existían 35 escuelas preparatorias, 12 de abogados, siete de médicos alópatas, una de médicos homeópatas, cuatro de profesores de obstetricia, una de dentistas, seis de ingenieros, cinco de farmacéuticos, 36 de profesores normalistas, tres de enfermeras, dos de notarios, diez de bellas artes y siete de clérigos.
En materia de enseñanza técnica, Vasconcelos rechaza el pragmatismo de la escuela norteamericana sustentada por Dewey, lo que no significa rechazo al trabajo manual: éste se aprecia pero sin descuidar la necesidad del razonamiento y del conocimiento teórico.

El Lic. Vasconcelos, todavía como titular del Departamento Universitario, creó el primero de marzo de 1921 la Dirección General de Educación Técnica.
Desde esta Dirección General se crearon las siguientes instituciones: la Escuela de Ferrocarriles, Escuela de Industrias Textiles, Escuela Nacional de Maestros Constructores, Escuela Tecnológica para Maestros, Escuela Técnica de Artes y Oficios, Escuela Nacional de Artes Gráficas, Escuela Técnica de Taquimecanógrafos, Escuela Hogar para Señoritas "Gabriela Mistral".
Además de estas escuelas, existían otras 88 de tipo técnico: mineras, industriales, comerciales y de artes y oficios, 71 de carácter oficial y 17 particulares.
En la política educativa oficial se propuso la ampliación de la infraestructura y extensión de la educación, así como la elevación no sólo de la calidad, sino de la especialización.
Sin embargo, a pesar de los avances logrados en el impulso inicial de la Secretaría, la lucha electoral por la sucesión presidencial de 1924, que desembocó en la rebelión delahuertista, y, las presiones norteamericanas plasmadas en los compromisos acordados en las conferencias de Bucareli, limitaron el alcance nacionalista que se pretendía en el proyecto vasconcelista, pues aunque no se abandona el proyecto original, éste se modera.
Asesinato de Villa
 Poco a poco Villa se fue convirtiendo de nuevo en un guerrillero y su actividad se limitó cada vez más por la escasez de armas. Así se mantuvo de 1917 a 1920, salvo un período de resurgimiento, cuando Felipe Ángeles volvió al país para luchar al lado de Pancho Villa. Adolfo de la Huerta, al asumir la presidencia interina del país como fruto del movimiento de Agua Prieta, gestionó la rendición de Pancho Villa.

El 26 de junio de 1920, Villa firmó los convenios de Sabinas, obligándose a deponer las armas y a retirarse a la Hacienda de Canutillo, Durango, que el gobierno le concedió en propiedad por servicios prestados a la revolución.

A partir de 1920, Villa se dedicó a administrar la Hacienda de Canutillo. Desde entonces comenzó sistemáticamente a recuperar los tesoros que tenía ocultos en diversos escondites (el mito popular es que lo juntó todo en una cueva oculta de la Sierra Madre). Villa hacía excursiones solitarias a la montaña, a veces durante varios días. Entretanto, Álvaro Obregón fue elegido presidente de México. Cuando el nuevo presidente Obregón había consolidado su posición, algunos planes para librarse de Pancho Villa fueron tolerados o abiertamente promovidos por el gobierno y ante el temor de que Pancho Villa nuevamente se levantara en armas durante la Rebelión delahuertista, se decide matarlo. Mediante una emboscada organizada por la policía secreta o por pistoleros a sueldo de familiares de antiguas víctimas de Villa, fue asesinado a tiros el famoso bandolero transformado en general revolucionario.

Era la tarde del día 20 de julio de 1923, cuando Pancho Villa murió en su coche, alcanzado por 47 balas de pistola cuando se dirigía a una fiesta familiar en la famosa Ciudad de Parral, tierra donde se había establecido.

Tiempo antes de morir, ya retirado de la milicia, Villa se fue a vivir a Hidalgo del Parral (en el estado de Chihuahua) para pasar el resto de su vida, y según sus propias palabras comentaba con frecuencia "Parral me gusta hasta pa’ morirme". Allí fue asesinado. Por eso a veces se cree que nació en Parral, aunque nació en Durango. Allí cada año se hace un simulacro del último paseo, el asesinato y el funeral.