Los problemas entre el Gobierno Mexicano y los colonos anglosajones en Texas comenzaron con la promulgación de la constitución centralista de 1835, conocida como las Siete Leyes. Esta nueva legislación, promulgada por el Presidente de México Antonio López de Santa Anna, dejaba sin efecto la antigua constitución federal de 1824. Poco tiempo después, surgieron pronunciamientos en varias regiones de la otrora República Federal. La guerra comenzó en Texas, el 1 de octubre de 1835, con la batalla de González; rápidamente, las fuerzas texanas tomaron La Bahía y San Antonio Béjar (la actual ciudad de San Antonio), aunque pocos meses después serían derrotados.

El pánico de 1819 sumió a los Estados Unidos en una grave depresión económica. Un hombre de negocios, llamado Moses Austin, perdió su liderazgo en los negocios de manufactura durante esta época. Después de un viaje a Texas, diseñó un proyecto para atraer colonos estadounidenses a la región, hecho que ayudaría a la Corona Española a desarrollar el área, y lo ayudaría a dar un gran salto en su carrera como negociante. En 1820 solicitó una concesión española para asentar trescientas familias anglosajonas en el territorio tejano.
Su hijo, Stephen F. Austin, le ayudó a conseguir gente dispuesta a tal aventura. Al final de 1820, Moses Austin recibió la concesión del gobierno virreinal, pero murió en junio del año siguiente. Stephen F. Austin heredó la concesión otorgada a su padre e inició formalmente la colonización. Debido a la crisis económica en los Estados Unidos, no tuvo ningún problema en encontrar las trescientas familias estipuladas en el convenio.
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