
Entre 1833 y 1855, Santa Anna gobernó a México en once periodos diferentes. Su falta de convicciones políticas lo hicieron fluctuar del partido liberal al conservador, y su actuación casi siempre estuvo condenada al fracaso.
Gómez Farías, considerando que para el progreso del país era necesario que el gobierno estuviese fuera de la influencia del clero y de los elementos conservadores, dictó las leyes que habían de transformar las condiciones sociales y políticas del país.
Por tal razón se considera a Gómez Farías como el patriarca del liberalismo y el precursor de la Reforma, que consumó años más tarde don Benito Juárez.
INICIACIÓN DE LA REFORMA El grupo reformista estaba formado por la pequeña burguesía, que trataba de desplazar a los españoles en los asuntos económicos, y por los nuevos políticos que ambicionaban los puestos públicos, al frente de los cuales se hallaban distinguidos intelectuales, como el doctor José María Luis Mora y Lorenzo de Zavala.
Con el apoyo de Gómez Farías, y con un programa liberal avanzado, durante el año 1833 y principios del 34 se fueron expidiendo varias leyes, destinadas a destruir las instituciones y los privilegios de las clases que significaban un obstáculo para la marcha progresista del país.
EL PROGRAMA REFORMISTA
El programa reformista consistía en extirpar de raíz
la influencia del clero y del ejercito en la marcha del gobierno, y convertir al país en una nación libre de sus viejas tradiciones y del despotismo colonial.
Para ello era necesario acabar con los privilegios del clero y subordinarlo al Estado, hacer una distribución menos injusta de los bienes que el clero y las clases privilegiadas habían acumulado, decretar la libertad de cultos y separar la Iglesia del Estado.
Hacer la enseñanza obligatoria, fundando escuelas en los pequeños poblados; crear institutos de enseñanza superior y profesional en que se diera preferencia a los conocimientos científicos; pugnar por la libertad de prensa y por la difusión de la lectura.
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